Nunca olvidaré el día que nevó en Adamuz. En mi jardín, aquel día encontramos una gran manta de nieve. En cuanto pudimos salir los cuatro hicimos un muñeco de nieve. Nos salió estupendo. No le faltó detalle gracias a mi madre que le buscó la ropa.
Cuando papá y mamá se fueron a preparar la cena, algo sorprendente ocurrió. ¡El muñeco me lanzó una bola de nieve! Entonces mi hermano y yo empezamos a jugar con él. Hicimos una batalla de nieve, jugamos con mi perra Kessi, también jugamos al baloncesto hasta que se hizo tarde y nos fuimos a dormir pero él se quedó fuera.
A la mañana siguiente salió el sol y fuimos a jugar con él pero estaba derritiéndose y me dijo:
- ¡Adioooooooooós....! ¡Hasta el año que vieneeee.....
Aún guardamos, como recuerdo, su nariz en el frigorífico (una zanahoria).
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