Hola a todos los lectores, os voy ha contar una buena historia que me ocurrió hace tiempo, creo que os va a gustar. Yo estaba almorzando un buen plato de fideos hechos por mi madre.
Cuando terminé de comer salí a pasear por supuesto con el permiso de mamá; abrí la puerta, bajé los escalones, miré el buzón y cogí unas cartas de la junta de Andalucía y también unas postales de los vecinos nuevos que decían que iban a venir a visitarnos el viernes a las 17:30 o a las 18:00.
Luego fui al parque para jugar con mis amigos a fútbol, pero en el camino resbalé en un charco de lodo y me manche todo el pantalón. Me dio mucha vergüenza porque toda la gente me miraba y algunos niños se reían de mi, así que me metí en un callejón donde me encontré a un perro sucio y con un pelo desaliñado, era blanco y con algunas que otras manchas un marrón claro. Me asuste un poco pero no era agresivo, lo acaricié, y nos comprendimos en el primer momento; él estaba sucio y yo también, y también los dos teníamos mucha vergüenza.
Los dos nos miramos con cara de asco, pero pensamos algo, salir corriendo a toda velocidad para que no nos viesen ni pasar, nadie nos veía, todos se apartaban para que pasásemos, era guay, pero por mí no era, era por el perro ¡ohhh... que vergüenza!.
De repente me se ocurrió hacer una caseta para que fuera un miembro más de la familia.
Ahora los vecinos son nuestros mejores amigos y el perro que antes era un desconocido ya es mi mascota preferida y también tiene nombre, se llama PILÓN.
Le doy de comer, lo lavo y lo cuido, todos los días lo saco a pasear para que no se aburra ni un momento, cuando voy ha hacer un recado para mi madre me lo llevo conmigo hasta cuando voy a jugar con mis amigos, ya sabe casi jugar a fútbol.
``Nunca olvidaré a mi mejor amigo´´: PILÓN
Mari Atarjea
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