El verano del 2007 fuimos a la playa un domingo, en las excursiones que se hacen en autocar, fue el día más desastroso que pudimos imaginar, desde que salimos hasta que llegamos.
Empezaron los problemas muy pronto, mi padre puso el despertador a las 5:30 de la mañana, y sonó a las 6 de la mañana, todos corriendo sin poder desayunar y lavarnos, la cara y los dientes. El autocar salía a las 6:30, pero el autocar no había llegado, y tardó una hora más.
Una vez en camino mi madre le preguntó a mi padre si él había cogido el dinero, pero ni él, ni ella lo cogieron. Tuvieron que pedirle dinero a un amigo de ellos, ya que no habían echado ni la tarjeta de crédito, ni los carné de identidad, ¡vaya día...!
Nos estábamos acercando a la playa, para mayor desgracia estaba lloviendo, ¡esto es el colmo! ¿qué vamos a hacer? Pero el sol empezó a salir, todos nos alegramos, alquilamos nuestras tumbonas y a bañarnos, algo tenia que salir bien.
Al cabo de un rato un niño que se estaba bañando gritó “¡MEDUSA!”, lo bonito duró poco, seguimos con los problemas. Mi padre dijo: -vamos a intentar bañarnos en una piscina de un hotel-, lo conseguimos y estuvimos bañándonos, pero duró poco, llegó un socorrista y nos pidió la tarjeta de baño y tuvimos que irnos.
Bueno, ahora toca la hora de comer, como no teníamos mucho dinero fuimos al McDonalds, que era lo más barato, así que nos quedamos sin comer pescadito frito.
Algo bueno pasó desde las 6 de la tarde hasta las 8 de la tarde, ya no había medusas, y pasamos dos horas muy buenas en la playa.
En el camino de vuelta no ocurrió nada raro, pero al llegar a Córdoba, un coche mal aparcado nos hizo estar en el autocar una hora más. El colmo de los colmos fue que no teníamos llaves para entrar en el piso, tuvimos que ir a casa de mi abuela, andando a por unas llaves que tenía ella.
Desde ese día no vamos más a la playa en las excursiones de los domingos.
Ale
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