martes, 20 de abril de 2010

NUNCA LO OLVIDARÉ


Había una vez un niño llamado Jesús. Sus ojos eran verdosos, su pelo era corto de color castaño, su nariz era achatada y su boca era pequeña. Vestía con una camiseta añil y un pantalón verdemar. También llevaba unas zapatillas de color camel y llevaba gafas.

Al salir de clase se iba a jugar al parque con la pelota y después a estudiar. Los fines de semana se venía a mi casa a dormir.

Un día estando allí mamá nos dijo que limpiáramos el cuarto del ordenador. Al rato nos llegó un mensaje en el ordenador, llegaba desde México. Su mamá trabajaba en una empresa de salvar vidas a los animales. El mensaje decía así:

“Señora Anne, le hablo desde México. Estamos analizando unas ballenas perdidas en el mar. Necesito que venga urgentemente. Mañana cogerá el avión hasta México y dormirá en un campamento.

Un cordial saludo:

Panny.”

Jesús fue corriendo a contárselo a la señora Anne. De repente llamaron a la puerta:

-Din Don.

Era la madre de Jesús, yo le pregunté si podía ir con ellos y la madre me dijo que sí. Ellos se fueron a preparar las maletas. Echaron bañadores, camisetas y pantalones cortos.

Por fin cogimos el avión y estaba un poco mareado, pero llegamos al campamento y conocimos a unos niños, una niña llamada Mas y un niño llamado Emi. Encontramos las ballenas y regresamos a casa. Estos días que hemos estado juntos nunca los olvidaré.

Rayo de luz

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