viernes, 23 de abril de 2010

NUNCA LO OLVIDARÉ


Era junio, faltaba poco para las vacaciones de verano, sólo un par de semanas y ya estaban ansiosos por sus vacaciones. Lucía y Alan eran dos hermanos a los que todo el mundo admiraban por su comportamiento y educación, y casi nunca se peleaban, aunque estaban separados, porque sus padres se habían divorciado. Pero su distancia no era muy larga y siempre en el centro de aquel pequeño encinar, se encontraban para charlar y jugar todo el día sin parar. Jugaban con los animales, en el pequeño riachuelo que pasaba a pocos metros de allí, ... Su señal de alarma para volver a casa, era aquel precioso anochecer, que se ocultaba detrás de aquellas altas encinas. Cuando llegaban a casa, Lucía con su padre y Alan con su madre, les saludaban y se inventaban una historia sobre lo que habían hecho durante el día, pero nunca le dijeron nada sobre sus encuentros a escondidas, si no les llevaría a mudarse.

Un día, Alan cayó enfermo y a la pobre Lucía estaba muy preocupada. Cada día ella se preguntaba si sería algo grave. Trás poco tiempo ella se cansó de esperar y fue a su casa. Lo vio por una ventana y el pobre parecía estar muy enfermo, pero él la vio y de la alegría se mejoró, aunque la enfermedad seguía allí. Entró su madre y muy sorprendida de aquella rápida recuperación le abrazó. Tras un par de días Alan estaba de nuevo recuperado y listo para poder seguir jugando. Lucía se alegró de verlo y le abrazó muy fuerte y le dijo que estaba muy contenta de verle. Él también estaba contento.

Ya era casi verano, ya faltaban pocos días para las vacaciones cuando Lucía y Alan vieron una extraña acción. Eran su padre y su madre hablando en plena calle y sin discutir. Cuando llegaron a casa, ambos padres, estaban los dos muy contentos pero no dijeron lo que pasaba. Al día siguiente lo mismo hasta que le dijo la madre a Alan que cada día quería más a su padre pero ella no estaba segura, porque no sabia si él sentía lo mismo por ella. Alan le dijo a Lucía que su padre y a su madre quizás volvían juntos. Lucía se quedó sin palabras. Saltó, gritó y se puso más feliz que en toda su vida. Ni tenía palabras para decir nada, se tranquilizó pero no se podía contenerse de la alegría. Cuando llegaron las vacaciones, cada uno de los padres les llevó a una estación. Allí se encontraron las dos familias, se besaron los padres y les dieron la noticia de que volvían a estar juntos y para celebrarlo se iban a Eurodisney. Tuvieron un feliz viaje y por su puesto una feliz vida y eso es uno de los recuerdos más bonito que tenían en su familia cosa que nunca la iban a olvidar.

AZUKI

0 comentarios:

Publicar un comentario