jueves, 15 de abril de 2010

Un sueño inolvidable


Nunca olvidaré la primera vez que vi el estadio Santiago Bernabeu. Fue a los catorce años. Mi padre me había prometido llevarme a un partido oficial del Real Madrid, si aprobaba todas las asignaturas en el segundo trimestre, me esforcé mucho para conseguirlo. El día en que mi tutor me dio las notas, no podía aguantar los nervios. Con manos temblorosas, cogí el papel y comprobé que había logrado mi objetivo. Corrí a mi casa a enseñarle a mi padre las notas y preguntarle cuándo íbamos a Madrid. Mi padre me felicitó y dijo que iríamos al mes siguiente. El día elegido fue el veintitrés de abril y el partido un “Madrid – Barça”. A medida que se acercaba esa fecha, mis nervios y la emoción eran cada vez más fuertes. La noche anterior no pude dormir. Por fin llegó la mañana, me levanté, me vestí con el chándal del Real Madrid, cogí la bufanda y la mochila con lo que mi madre había preparado. Fuimos hasta Córdoba y cogimos el AVE dirección a Madrid. Si ya la ciudad de Madrid me impresionó, más me impresionó el estadio y el ambiente que había a su alrededor. No veía la hora de entrar al partido, a las seis entramos al estadio. ¡Qué grande, qué impresionante, cuánta gente reunida, qué césped más verde! Los jugadores estaban calentando. Empecé a hacer fotos de todo y a todos. El partido comenzó. La gente cantaba, yo con ellos, aplaudíamos,chillábamos. Estaba siendo el mejor día de mi vida. El resultado también fue excelente: 4-2, ganando mi equipo. En definitiva, fue un día redondo. Ya de regreso a casa, me dormí tranquilamente en el tren pensando en el gran partido del que había disfrutado.

Pluma blanca

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